domingo, 31 de julio de 2016

Lección 213 | Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda.

Armonía Interior



LECCIÓN 213

Repaso de la lección 193 - Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda.

No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
(193) Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda.
Una lección es un milagro que Dios me ofrece, en lugar de los pensamientos que concebí que me hacen daño. Lo que aprendo de Él se convierte en el modo en que me libero. Por eso elijo aprender Sus lecciones y olvidarme de las mías.
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.

sábado, 30 de julio de 2016

Lección 212 | Tengo una función que Dios quiere que desempeñe.

Armonía Interior





LECCIÓN 212

Repaso de la lección 192 - Tengo una función que Dios quiere que desempeñe.

No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
(192) Tengo una función que Dios quiere que desempeñe.
Busco la función que me ha de liberar de todas las vanas ilusiones del mundo. Solamente la función que Dios me dio puede ofrecerme libertad. Eso es lo único que busco y lo único que aceptaré como propio.
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.

viernes, 29 de julio de 2016

Lección 211 | Soy el santo Hijo de Dios Mismo.

Armonía Interior




LECCIÓN 211

Repaso de la lección 191 - Soy el santo Hijo de Dios Mismo.

No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
(191) Soy el santo Hijo de Dios Mismo.
En silencio y con verdadera humildad busco la gloria de Dios a fin de contemplarla en el Hijo que Él creó como mi Ser.
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.

jueves, 28 de julio de 2016

Lección 210 | Elijo el júbilo de Dios en lugar del dolor.

Armonía Interior



LECCIÓN 210

Repaso de la lección 190 - Elijo el júbilo de Dios en lugar del dolor.

No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
(190) Elijo el júbilo de Dios en lugar del dolor.
El dolor es mi propia invención. No es un pensamiento de Dios, sino uno que yo pensé aparte de Él y de Su Voluntad.
Su Voluntad para Su Hijo bienamado es dicha y sólo dicha.
Y eso es lo que elijo en lugar de lo que yo inventé.
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.

miércoles, 27 de julio de 2016

Lección 209 | Siento el Amor de Dios dentro de mí ahora.

Armonía Interior


LECCIÓN 209

Repaso de la lección 189 - Siento el Amor de Dios dentro de mí ahora.

No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
(189) Siento el Amor de Dios dentro de mí ahora.
El Amor de Dios es lo que me creó.
El Amor de Dios es todo lo que Soy.
El Amor de Dios proclamó que yo soy Su Hijo.
El Amor de Dios dentro de mí es mi liberación.
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.

martes, 26 de julio de 2016

Lección 208 | La paz de Dios refulge en mí ahora.

Armonía Interior



LECCIÓN 208

Repaso de la lección 188 - La paz de Dios refulge en mí ahora.

No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
(188) La paz de Dios refulge en mí ahora.
Permaneceré muy quedo y dejaré que la tierra se aquiete junto conmigo. Y en esa quietud hallaremos la paz de Dios.
Está dentro de mi corazón, el cual da testimonio de Dios Mismo.
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.

lunes, 25 de julio de 2016

Lección 207 | Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo.

Armonía Interior





LECCIÓN 207

Repaso de la lección 187 - Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo.

No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
(187) Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo.
La bendición de Dios irradia sobre mí desde dentro de mi corazón, donde Él mora. No necesito más que dirigirme a Él y todo pesar desaparece conforme acepto Su infinito Amor por mí.
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.

domingo, 24 de julio de 2016

Lección 206 | De mi depende la salvación del mundo.

Armonía Interior




LECCIÓN 206

Repaso de la lección 186 - De mi depende la salvación del mundo.

No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
(186) De mi depende la salvación del mundo.
Se me han confiado los dones de Dios porque soy Su Hijo.
Y deseo otorgarlos allí donde Él dispuso que se dieran.
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.

sábado, 23 de julio de 2016

Lección 205 | Deseo la paz de Dios.

Armonía Interior




LECCIÓN 205

Repaso de la lección 185 - Deseo la paz de Dios.

No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
(185) Deseo la paz de Dios.
La paz de Dios es lo único que quiero.
La paz de Dios es mi única meta, la mira de todo mi vivir aquí, el fin que persigo, mi propósito, mi vida y mi función, mientras habite en un lugar que no es mi hogar.
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó. 

viernes, 22 de julio de 2016

Lección 204 | El Nombre de Dios es mi herencia.

Armonía Interior





LECCIÓN 204

Repaso de la lección 184 - El Nombre de Dios es mi herencia.

No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
(184) El Nombre de Dios es mi herencia.
El Nombre de Dios me recuerda que yo soy Su Hijo; que no soy esclavo del tiempo; que no estoy sujeto a las leyes que gobiernan el mundo de las ilusiones enfermizas, y que soy libre en Dios y eternamente uno con Él,
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.

jueves, 21 de julio de 2016

Lección 203 | Invoco el Nombre de Dios y el mío propio.

Armonía Interior




LECCIÓN 203

Repaso de la lección 183 - Invoco el Nombre de Dios y el mío propio.

No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
(183) Invoco el Nombre de Dios y el mío propio.
El Nombre de Dios es mi liberación de todo pensamiento de maldad y de pecado porque es mi nombre, así como el de Él.
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.

miércoles, 20 de julio de 2016

Lección 202 | Permaneceré muy quedo por un instante e iré a mi hogar.

Armonía Interior




LECCIÓN 202

Repaso de la lección 182 | Permaneceré muy quedo por un instante e iré a mi hogar.

No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
(182) Permaneceré muy quedo por un instante e iré a mi hogar.
¿Por qué habría de elegir quedarme un solo instante más donde no me corresponde estar, cuando Dios Mismo me ha dado Su Voz, la cual me exhorta a retornar a mi hogar?
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.

martes, 19 de julio de 2016

Lección 201 - Confío en mis hermanos, que son uno conmigo.

Armonía Interior




LECCIÓN 201

Repaso de la lección 181 - Confío en mis hermanos, que son uno conmigo.

No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
(181) Confío en mis hermanos, que son uno conmigo.
No hay nadie que no sea mi hermano. He sido bendecido
con la unidad de la que gozo con el universo y con Dios mi
Padre, el único Creador de la totalidad que es mi Ser, el cual
es eternamente uno conmigo.
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.

Sexto Repaso - Introducción

Armonía Interior

Sexto Repaso - Introducción

Para este repaso utilizaremos sólo una idea por día y la practicaremos tan a menudo como podamos. Además del tiempo que le dediques mañana y noche, que no debería ser menos de quince minutos, y de los recordatorios que han de llevarse a cabo cada hora durante el transcurso del día, usa la idea tan frecuentemente como puedas entre las sesiones de práctica. Cada una de estas ideas por si sola podría salvarte si verdaderamente la aprendieses. Cada una de ellas sería suficiente para liberaros a ti y al mundo de cualquier clase de cautiverio, e invitar de nuevo el recuerdo de Dios.
Con esto en mente, demos comienzo a nuestras prácticas, en las que repasaremos detenidamente los pensamientos con los que el Espíritu Santo nos ha bendecido en nuestras últimas veinte lecciones. Cada uno de ellos encierra dentro de si el programa de estudios en su totalidad si se entiende se practica, se acepta y se aplica a todo cuanto parece acontecer a lo largo del día. Uno solo basta. Mas no se debe excluir nada de ese pensamiento. Necesitamos, por lo tanto, usarlos todos y dejar que se vuelvan uno solo, ya que cada uno de ellos contribuye a la suma total de lo que queremos aprender.
Al igual que nuestro último repaso, estas sesiones de práctica giran alrededor de un tema central con el que comenzamos y concluimos cada lección. El tema para el presente repaso es el siguiente:
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
El día comienza y concluye con esto. Y lo repetiremos asimismo cada vez que el reloj marque la hora, o siempre que nos acordemos, entre una hora y otra, que tenemos una función que transciende el mundo que vemos. Aparte de esto y de la repetición del pensamiento que nos corresponda practicar cada día, no se requiere ningún otro tipo de ejercicio, excepto un profundo abandono de todo aquello que abarrota la mente y la hace sorda a la razón, a la cordura y a la simple verdad.
Lo que nos proponemos en este repaso es ir más allá de todas las palabras y de las diferentes maneras de practicar. Pues lo que estamos intentando esta vez es ir más de prisa por una senda más corta que nos conduce a la serenidad y a la paz de Dios. Sencillamente cerramos los ojos y nos olvidamos de todo lo que jamás habíamos creído saber y entender. Pues así es como nos liberamos de todo lo que ni sabíamos ni pudimos entender.
Hay una sola excepción a esta falta de estructura. No dejes pasar un solo pensamiento trivial sin confrontarlo. Si adviertes alguno, niega su dominio sobre ti y apresúrate a asegurarle a tu mente que no es eso lo que quiere. Luego descarta tranquilamente el pensamiento que negaste y de inmediato y sin titubear substitúyelo por la idea con la que estés practicando ese día.
Cuando la tentación te asedie, apresúrate a proclamar que ya no eres su presa, diciendo:
No quiero este pensamiento. El que quiero es ___.
Y entonces repite la idea del día y deja que ocupe el lugar de lo que habías pensado. Además de estas aplicaciones especiales de la idea diaria, sólo añadiremos unas cuantas expresiones formales o pensamientos específicos para que te ayuden con tu práctica. Por lo demás, le entregamos estos momentos de quietud al Maestro que nos enseña en silencio, nos habla de paz e imparte a nuestros pensamientos todo el significado que jamás puedan tener.
A Él le ofrezco este repaso por ti. Te pongo en Sus manos, y dejo que Él te enseñe que hacer, qué decir y qué pensar cada vez que recurres a Él. Él estará a tu disposición siempre que acudas a Él en busca de ayuda. Ofrezcámosle este repaso que ahora comenzamos, y no nos olvidemos de Quién es al que se le ha entregado, según practicamos día tras día, avanzando hacia el objetivo que Él fijó para nosotros, dejando que nos enseñe cómo proceder y confiando plenamente en Él para que nos indique la forma en que cada sesión de práctica puede convertirse en un amoroso regalo de libertad para el mundo.

lunes, 18 de julio de 2016

Lección 200 | No hay más paz que la paz de Dios.

Armonía Interior



LECCIÓN 200

No hay más paz que la paz de Dios.

Deja de buscar. No hallarás otra paz que la paz de Dios. Acepta este hecho y te evitarás la agonía de sufrir aún más amargos desengaños, o de verte invadido por una sombría desesperación y una gélida sensación de desesperanza y de duda. Deja de buscar. No puedes hallar otra cosa que la paz de Dios, a no ser que lo que busques sea infelicidad y dolor.
Este es el punto final al que en última instancia todo el mundo tiene que llegar para dejar de lado toda esperanza de hallar felicidad allí donde no la hay; de ser salvado por lo que tan sólo puede causar dolor; y de hacer paz del caos, dicha del dolor y Cielo del infierno. No sigas tratando de ganar por medio de la pérdida ni de morir para vivir. Pues no estarás sino pidiendo la derrota.
No obstante, con la misma facilidad puedes pedir amor, felicidad y vida eterna en una paz que no tiene fin. Pide esto, y sólo puedes ganar. Pedir lo que ya tienes te lleva al éxito. Pedir que lo que es falso sea verdadero sólo puede conducir al fracaso. Perdónate a ti mismo tus vanas imaginaciones y deja de buscar lo que no puedes encontrar. Pues, ¿qué podría ser más absurdo que buscar el infierno una y otra vez cuando no tienes más que abrir los ojos y mirar para darte cuenta de que el Cielo se encuentra ante ti, allende el umbral de una puerta que se abre fácilmente para darte la bienvenida?
Regresa a casa. Jamás encontraste felicidad en lugares extraños, ni en formas que te son ajenas y que no tienen ningún significado para ti, si bien trataste de que lo tuvieran. No te corresponde estar en este mundo. Aquí eres un extraño. Pero te es dado encontrar los medios a través de los cuales el mundo deja de parecer una prisión o una cárcel para nadie.
Se te concede la libertad allí donde no veías más que cadenas y puertas de hierro. Mas si quieres hallar escapatoria tienes que cambiar de parecer con respecto al propósito del mundo. Permanecerás encadenado hasta que veas el mundo como un lugar bendito, liberes de tus errores a cada hermano y lo honres tal como es. Tú no lo creaste, así como tampoco te creaste a ti mismo. Y al liberar a uno, el otro es aceptado tal como es.
¿Qué función tiene el perdón? En realidad no tiene ninguna, ni hace nada, pues es desconocido en el Cielo. Es sólo en el infierno donde se le necesita y donde tiene una formidable función que desempeñar. ¿No es acaso un propósito loable ayudar al bienamado Hijo de Dios a escapar de los sueños de maldad, que aunque son sólo fabricaciones suyas, él cree que son reales? ¿Quién podría aspirar a más, mientras parezca que hay que elegir entre el éxito y el fracaso, entre el amor y el miedo?
No hay más paz que la paz de Dios porque Él sólo tiene un Hijo, que no puede construir un mundo en oposición a la Voluntad de su Padre o a la suya propia, la cual es la misma que la de Él. ¿Qué podría esperar encontrar en semejante mundo? Este no puede ser real, ya que nunca fue creado. ¿Es acaso ahí adonde iría en busca de paz? ¿O bien tiene que darse cuenta de que tal como él ve el mundo, éste sólo puede engañar? Puede aprender, no obstante, a verlo de otra manera y encontrar la paz de Dios.
La paz es el puente que todos habrán de cruzar para dejar atrás este mundo. Pero se empieza a tener paz en él cuando se le percibe de otra manera, y esta nueva percepción nos conduce hasta las puertas del Cielo y lo que yace tras ellas. La paz es la respuesta a las metas conflictivas, a las jornadas insensatas, a las búsquedas vanas y frenéticas y a los empeños sin sentido. Ahora el camino es fácil, y nos conduce por una ligera pendiente hasta el puente donde la libertad yace dentro de la paz de Dios.
No volvamos a perder el rumbo hoy. Nos dirigimos al Cielo, y el camino es recto. Sólo si procuramos desviarnos podemos retrasarnos y perder el tiempo innecesariamente por escabrosas veredas. Sólo Dios es seguro, y Él guiará nuestros pasos. Él no abandonará a Su Hijo necesitado, ni permitirá que se extravíe para siempre de su hogar. El Padre llama; el Hijo le oirá. Y eso es todo lo que hay con respecto a lo que parece ser un mundo separado de Dios, en el que los cuerpos son reales.
Ahora reina el silencio. Deja de buscar. Has llegado a donde el camino está alfombrado con las hojas de los falsos deseos que antes anhelabas, caídas ahora de los árboles de la desesperanza. Ahora se encuentran bajo tus pies. Y tú levantas la mirada y miras al Cielo con los ojos del cuerpo, que ahora te sirven sólo por un instante más. Por fin la paz ha sido reconocida, y tú puedes sentir como su tierno abrazo envuelve tu corazón y tu mente con consuelo y amor.
Hoy no buscamos ídolos. La paz no se puede encontrar en ellos. La paz de Dios es nuestra, y no habremos de aceptar o querer nada más. ¡Que la paz sea con nosotros hoy! Pues hemos encontrado una manera sencilla y grata de abandonar el mundo de la ambigüedad, y de reemplazar nuestros objetivos cambiantes por un solo propósito, y nuestros sueños solitarios por compañerismo. Pues la paz es unión, si procede de Dios. Hemos abandonado toda búsqueda. Nos encontramos muy cerca de nuestro hogar, y nos acercamos aún más a él cada vez que decimos:
No hay más paz que la paz de Dios,
y estoy contento y agradecido de que así sea.

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domingo, 17 de julio de 2016

Lección 199 | No soy un cuerpo. Soy libre.

Armonía Interior






LECCIÓN 199

No soy un cuerpo. Soy libre.

No podrás ser libre mientras te percibas a ti mismo como un cuerpo. El cuerpo es un límite. El que busca su libertad en un cuerpo la busca donde ésta no se puede hallar. La mente puede ser liberada cuando deja de verse a sí misma como que está dentro de un cuerpo, firmemente atada a él y amparada por su presencia. Si esto fuese cierto, la mente sería en verdad vulnerable.
La mente que está al servicio del Espíritu Santo es ilimitada para siempre y desde cualquier punto de vista, transciende las leyes del tiempo y del espacio; está libre de ideas preconcebidas y dispone de la fortaleza y del poder necesarios para hacer cualquier cosa que se le pida. Los pensamientos de ataque no pueden entrar en una mente así, toda vez que ha sido entregada a la Fuente del amor, y el miedo no puede infiltrarse en una mente que se ha unido al amor. Dicha mente descansa en Dios. ¿Y quién que viva en la Inocencia sin hacer otra cosa que amar podría tener miedo?
Es esencial para tu progreso en este curso que aceptes la idea de hoy y que la tengas en gran estima. No te preocupes si al ego le parece completamente descabellada. El ego tiene en gran estima al cuerpo porque mora en él, y no puede sino vivir unido al hogar que ha construido. Es una de las partes de la ilusión que ha ayudado a mantener oculto el hecho de que él mismo es algo ilusorio.
Ahí se esconde y ahí se le puede ver como lo que es. Declara tu inocencia y te liberas. El cuerpo desaparece al no tener tú ninguna necesidad de él, excepto la que el Espíritu Santo ve en él. A tal fin, el cuerpo se percibirá como una forma útil para lo que la mente tiene que hacer. De este modo se convierte en un vehículo de ayuda para que el perdón se extienda hasta la meta todo-abarcadora que debe alcanzar, de acuerdo con el plan de Dios.
Ten en gran estima la idea de hoy, y ponla en práctica hoy y cada día. Haz que pase a formar parte de cada sesión de práctica que lleves a cabo. No hay pensamiento cuyo poder de ayudar no aumente con esta idea, ni ninguno que de esta manera no adquiera regalos adicionales para ti. Con esta idea hacemos resonar la llamada a la liberación por todo el mundo. ¿Y estarías acaso tú excluido de los regalos que haces?
El Espíritu Santo es el hogar de las mentes que buscan la libertad. En Él han encontrado lo que buscaban. El propósito del cuerpo deja de ser ahora ambiguo. Y su capacidad de servir un objetivo indiviso se vuelve perfecta. Y en respuesta libre de conflicto e inequívoca a la mente que sólo tiene como objetivo el pensamiento de libertad, el cuerpo sirve su propósito y lo sirve perfectamente. Al no poder esclavizar, se vuelve un digno servidor de la libertad que la mente que mora en el Espíritu Santo persigue.
Sé libre hoy. Y da el regalo de libertad a todos aquellos que creen estar esclavizados en el interior de un cuerpo. Sé libre, de modo que el Espíritu Santo se pueda valer de tu liberación de la esclavitud y poner en libertad a los muchos que se perciben a sí mismos encadenados, indefensos y atemorizados. Permite que el amor reemplace sus miedos a través de ti. Acepta la salvación ahora, y entrégale tu mente a Aquel que te exhorta a que le hagas este regalo. Pues Él quiere darte perfecta libertad, perfecta dicha, así como una esperanza que alcanza su plena realización en Dios.
Tú eres el Hijo de Dios. Vives en la inmortalidad para siempre. ¿No te gustaría retornar tu mente a esto? Practica entonces debidamente el pensamiento que el Espíritu Santo te da para el día de hoy. En él tus hermanos y tú os alzáis liberados; el mundo es bendecido junto contigo; el Hijo de Dios no volverá a llorar y el Cielo te da las gracias por el aumento de gozo que tu práctica le proporciona incluso a él. Dios Mismo extiende Su amor y felicidad cada vez que dices:
No soy un cuerpo. Soy libre. Oigo la Voz que Dios me ha dado, y es sólo esa Voz la que mi mente obedece.
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